Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
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– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Hace unos cuatro años me di cuenta de que la inercia, lo que otros esperaban de mí, las presión por ser lo que querían que fuese… me estaba llevando por delante. No fue fácil, pero fue posible.
Un día me levanté y decidí poner toda mi vida patas arriba para encontrarme debajo de tanta expectativa; hoy puedo decir que, a pesar de que la ansiedad aún me atenace el pecho a veces, siento que casi todos los días (todos es imposible) me encanta mi vida tal y como es ahora. Habrá cosas que mejorar, pero eso es solamente acicate para seguir haciéndome preguntas (benditas preguntas que me permitieron volar), seguir poniéndome en duda, seguir aprendiendo.
Ha sido un trabajo a jornada completa con sus más y con sus menos, que no siempre ha sido sencillo, pero que ha dado sus frutos y, si me lo preguntas, siento que hay muchas cosas que me ayudaron (y seguirán ayudándome) a encontrar este, mi espacio en el mundo.
– Estar sola
– Construir mi nido según MIS necesidades y gustos
– Eliminar del armario cualquier prenda que ya no me valiese
– Volver a cocinar
– Preparar las cosas bonitas y con mimo también cuando son para mí sola
– La terapia
– Saber decir que no en determinadas situaciones/ a determinadas personas
– Renombrar de pecho para dentro mi círculo íntimo: quién es MI gente de verdad
– Decir “te quiero”
– La terapia (again)
– Perder el miedo a levantar la mano y pedir ayuda
– Obligarme a no hablarme mal; mirarme en el espejo y aceptar que esa soy yo y que estar en mi piel no es un “mientras pierdo peso”
– Retomar rutinas sanas levantarme más temprano, acostarme antes, desengancharme un poco del móvil, hacer ejercicio -el que me gusta a mí, no el que me quema más calorías ni define más ni bla bla bla-, comer fruta, dejar de fumar, organizarme la semana los domingos por la noche…)
– Recordarme que no soy un súper héroe, que no puedo con todo, que está bien sentir que necesito estar sola después de estar con mucha gente, que no pasa nada si me siento exhausta después de cosas muy buenas para mí, que el mejor plan no es siempre el que está fuera de casa…
– Cuidarme para ser buena compañía también para mí misma.
Y la lista sigue creciendo.
Nunca pensé que sería portada de una revista. Por muchos motivos, además. Odio las sesiones de fotos (me hacen sentir terriblemente insegura), soy de naturaleza tímida y no tengo un cuerpo normativo de los que lucen las mujeres en las cubiertas de las publicaciones. Por eso mismo, cuando me ofrecieron esta oportunidad, no pude decir que no: porque el mundo está cambiando y hay que llevar la diversidad corporal allá donde se pueda. Porque a mí yo de 14 años le hubiera encantado ver a una persona con una talla como la mía pudiendo protagonizar una portada.
He cumplido un sueño que no sabía ni que tenía. Y no solo por esta portada increíble, sino por el maravilloso reportaje que esconde su interior.
La experiencia fue un lujo difícilmente explicable con palabras, pero sí con una sonrisa.
Gracias por darme estas alas.
Gracias @yodona @felixvaliente @anaisibanez_ @carmendejuan @ana_nunez_milara @marmunizruiz y el resto del equipo que hizo posible esta oportunidad. ❤️
Pd: foto de mi querida @johannacalderon_design de la que también llevé orgullosa alguna prenda en la sesión
Me siento poco original y, además, algo egocéntrica, pero he convertido este “hacer repaso del año” en una tradición que me permite ser honesta conmigo misma, y también con las redes sociales.
2023 ha sido un año difícil; no malo, difícil. Ha sido el año de la soledad escogida, de temer de verdad por primera vez por alguien a quien quieres, de cambiar de rumbo, perder el miedo (o al menos encararlo con buen talante). Ha sido el año de dejar de fumar, de volver a cocinar, de hacer deporte por placer y buscar cierta tranquilidad. Ha sido el año del jetlag, de sobrevolar los Andes, de romper con vínculos tóxicos, seguir yendo a terapia, abrazar mi cuerpo grande y quererme mejor. Porque de eso va, ¿no? De quererse cada año un poquito mejor.
Me fui a París dos semanas, la primera sola, la segunda en la mejor compañía.
Me hice fotos en los baños con mi hermana pequeña. Hablamos muchísimo sobre la vida y le presentamos nuestras quejas y nuestras ofrendas.
Me demostré que Maldivas no tiene por qué ser un destino para enamorados, aunque la amistad es otro tipo de amor.
Hice hogar junto al Mediterráneo, donde recibí malas noticias, brindé por la vida, lloré, me reí, retocé y leí.
Presenté un libro que cerraba un ciclo simbólico. Me atreví a jugar con las apariencias y a reírme con ello. Y lo presentó un tipo maravilloso al que quiero millones.
Vi Santiago de Chile despertar entre montañas y “a Amaral le gusta esto”.
Hice el loco con amigos. Afiancé amistades que quiero que duren para siempre.
Como para siempre quiero que viva el vínculo mágico e increíble que me une a mi sagrada editora y amiga Ana y a mi primo postizo Miguel. Qué suerte tenerles.
También cumplí la promesa de recorrer mundo junto a ellas y, tendremos que demostrarlo en los años venideros, pero tenemos la intención de seguir haciéndolo. Napoles querida…
Y en el momento en el que abracé mi cuerpo y mi vida en soledad, que le di un sentido propio e intransferible a la palabra hogar, que dejé de esperar más, llegó una ola enorme que me elevó sobre mis expectativas, me meció y puso la primera letra para un nuevo idioma compartido. Y me enamoré.
Vaya año. Vaya viaje.
Vamos a por otro. ¿Me acompañáis?
Me siento poco original y, además, algo egocéntrica, pero he convertido este “hacer repaso del año” en una tradición que me permite ser honesta conmigo misma, y también con las redes sociales.
2023 ha sido un año difícil; no malo, difícil. Ha sido el año de la soledad escogida, de temer de verdad por primera vez por alguien a quien quieres, de cambiar de rumbo, perder el miedo (o al menos encararlo con buen talante). Ha sido el año de dejar de fumar, de volver a cocinar, de hacer deporte por placer y buscar cierta tranquilidad. Ha sido el año del jetlag, de sobrevolar los Andes, de romper con vínculos tóxicos, seguir yendo a terapia, abrazar mi cuerpo grande y quererme mejor. Porque de eso va, ¿no? De quererse cada año un poquito mejor.
Me fui a París dos semanas, la primera sola, la segunda en la mejor compañía.
Me hice fotos en los baños con mi hermana pequeña. Hablamos muchísimo sobre la vida y le presentamos nuestras quejas y nuestras ofrendas.
Me demostré que Maldivas no tiene por qué ser un destino para enamorados, aunque la amistad es otro tipo de amor.
Hice hogar junto al Mediterráneo, donde recibí malas noticias, brindé por la vida, lloré, me reí, retocé y leí.
Presenté un libro que cerraba un ciclo simbólico. Me atreví a jugar con las apariencias y a reírme con ello. Y lo presentó un tipo maravilloso al que quiero millones.
Vi Santiago de Chile despertar entre montañas y “a Amaral le gusta esto”.
Hice el loco con amigos. Afiancé amistades que quiero que duren para siempre.
Como para siempre quiero que viva el vínculo mágico e increíble que me une a mi sagrada editora y amiga Ana y a mi primo postizo Miguel. Qué suerte tenerles.
También cumplí la promesa de recorrer mundo junto a ellas y, tendremos que demostrarlo en los años venideros, pero tenemos la intención de seguir haciéndolo. Napoles querida…
Y en el momento en el que abracé mi cuerpo y mi vida en soledad, que le di un sentido propio e intransferible a la palabra hogar, que dejé de esperar más, llegó una ola enorme que me elevó sobre mis expectativas, me meció y puso la primera letra para un nuevo idioma compartido. Y me enamoré.
Vaya año. Vaya viaje.
Vamos a por otro. ¿Me acompañáis?
Me siento poco original y, además, algo egocéntrica, pero he convertido este “hacer repaso del año” en una tradición que me permite ser honesta conmigo misma, y también con las redes sociales.
2023 ha sido un año difícil; no malo, difícil. Ha sido el año de la soledad escogida, de temer de verdad por primera vez por alguien a quien quieres, de cambiar de rumbo, perder el miedo (o al menos encararlo con buen talante). Ha sido el año de dejar de fumar, de volver a cocinar, de hacer deporte por placer y buscar cierta tranquilidad. Ha sido el año del jetlag, de sobrevolar los Andes, de romper con vínculos tóxicos, seguir yendo a terapia, abrazar mi cuerpo grande y quererme mejor. Porque de eso va, ¿no? De quererse cada año un poquito mejor.
Me fui a París dos semanas, la primera sola, la segunda en la mejor compañía.
Me hice fotos en los baños con mi hermana pequeña. Hablamos muchísimo sobre la vida y le presentamos nuestras quejas y nuestras ofrendas.
Me demostré que Maldivas no tiene por qué ser un destino para enamorados, aunque la amistad es otro tipo de amor.
Hice hogar junto al Mediterráneo, donde recibí malas noticias, brindé por la vida, lloré, me reí, retocé y leí.
Presenté un libro que cerraba un ciclo simbólico. Me atreví a jugar con las apariencias y a reírme con ello. Y lo presentó un tipo maravilloso al que quiero millones.
Vi Santiago de Chile despertar entre montañas y “a Amaral le gusta esto”.
Hice el loco con amigos. Afiancé amistades que quiero que duren para siempre.
Como para siempre quiero que viva el vínculo mágico e increíble que me une a mi sagrada editora y amiga Ana y a mi primo postizo Miguel. Qué suerte tenerles.
También cumplí la promesa de recorrer mundo junto a ellas y, tendremos que demostrarlo en los años venideros, pero tenemos la intención de seguir haciéndolo. Napoles querida…
Y en el momento en el que abracé mi cuerpo y mi vida en soledad, que le di un sentido propio e intransferible a la palabra hogar, que dejé de esperar más, llegó una ola enorme que me elevó sobre mis expectativas, me meció y puso la primera letra para un nuevo idioma compartido. Y me enamoré.
Vaya año. Vaya viaje.
Vamos a por otro. ¿Me acompañáis?
Me siento poco original y, además, algo egocéntrica, pero he convertido este “hacer repaso del año” en una tradición que me permite ser honesta conmigo misma, y también con las redes sociales.
2023 ha sido un año difícil; no malo, difícil. Ha sido el año de la soledad escogida, de temer de verdad por primera vez por alguien a quien quieres, de cambiar de rumbo, perder el miedo (o al menos encararlo con buen talante). Ha sido el año de dejar de fumar, de volver a cocinar, de hacer deporte por placer y buscar cierta tranquilidad. Ha sido el año del jetlag, de sobrevolar los Andes, de romper con vínculos tóxicos, seguir yendo a terapia, abrazar mi cuerpo grande y quererme mejor. Porque de eso va, ¿no? De quererse cada año un poquito mejor.
Me fui a París dos semanas, la primera sola, la segunda en la mejor compañía.
Me hice fotos en los baños con mi hermana pequeña. Hablamos muchísimo sobre la vida y le presentamos nuestras quejas y nuestras ofrendas.
Me demostré que Maldivas no tiene por qué ser un destino para enamorados, aunque la amistad es otro tipo de amor.
Hice hogar junto al Mediterráneo, donde recibí malas noticias, brindé por la vida, lloré, me reí, retocé y leí.
Presenté un libro que cerraba un ciclo simbólico. Me atreví a jugar con las apariencias y a reírme con ello. Y lo presentó un tipo maravilloso al que quiero millones.
Vi Santiago de Chile despertar entre montañas y “a Amaral le gusta esto”.
Hice el loco con amigos. Afiancé amistades que quiero que duren para siempre.
Como para siempre quiero que viva el vínculo mágico e increíble que me une a mi sagrada editora y amiga Ana y a mi primo postizo Miguel. Qué suerte tenerles.
También cumplí la promesa de recorrer mundo junto a ellas y, tendremos que demostrarlo en los años venideros, pero tenemos la intención de seguir haciéndolo. Napoles querida…
Y en el momento en el que abracé mi cuerpo y mi vida en soledad, que le di un sentido propio e intransferible a la palabra hogar, que dejé de esperar más, llegó una ola enorme que me elevó sobre mis expectativas, me meció y puso la primera letra para un nuevo idioma compartido. Y me enamoré.
Vaya año. Vaya viaje.
Vamos a por otro. ¿Me acompañáis?
Me siento poco original y, además, algo egocéntrica, pero he convertido este “hacer repaso del año” en una tradición que me permite ser honesta conmigo misma, y también con las redes sociales.
2023 ha sido un año difícil; no malo, difícil. Ha sido el año de la soledad escogida, de temer de verdad por primera vez por alguien a quien quieres, de cambiar de rumbo, perder el miedo (o al menos encararlo con buen talante). Ha sido el año de dejar de fumar, de volver a cocinar, de hacer deporte por placer y buscar cierta tranquilidad. Ha sido el año del jetlag, de sobrevolar los Andes, de romper con vínculos tóxicos, seguir yendo a terapia, abrazar mi cuerpo grande y quererme mejor. Porque de eso va, ¿no? De quererse cada año un poquito mejor.
Me fui a París dos semanas, la primera sola, la segunda en la mejor compañía.
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Me demostré que Maldivas no tiene por qué ser un destino para enamorados, aunque la amistad es otro tipo de amor.
Hice hogar junto al Mediterráneo, donde recibí malas noticias, brindé por la vida, lloré, me reí, retocé y leí.
Presenté un libro que cerraba un ciclo simbólico. Me atreví a jugar con las apariencias y a reírme con ello. Y lo presentó un tipo maravilloso al que quiero millones.
Vi Santiago de Chile despertar entre montañas y “a Amaral le gusta esto”.
Hice el loco con amigos. Afiancé amistades que quiero que duren para siempre.
Como para siempre quiero que viva el vínculo mágico e increíble que me une a mi sagrada editora y amiga Ana y a mi primo postizo Miguel. Qué suerte tenerles.
También cumplí la promesa de recorrer mundo junto a ellas y, tendremos que demostrarlo en los años venideros, pero tenemos la intención de seguir haciéndolo. Napoles querida…
Y en el momento en el que abracé mi cuerpo y mi vida en soledad, que le di un sentido propio e intransferible a la palabra hogar, que dejé de esperar más, llegó una ola enorme que me elevó sobre mis expectativas, me meció y puso la primera letra para un nuevo idioma compartido. Y me enamoré.
Vaya año. Vaya viaje.
Vamos a por otro. ¿Me acompañáis?
Me siento poco original y, además, algo egocéntrica, pero he convertido este “hacer repaso del año” en una tradición que me permite ser honesta conmigo misma, y también con las redes sociales.
2023 ha sido un año difícil; no malo, difícil. Ha sido el año de la soledad escogida, de temer de verdad por primera vez por alguien a quien quieres, de cambiar de rumbo, perder el miedo (o al menos encararlo con buen talante). Ha sido el año de dejar de fumar, de volver a cocinar, de hacer deporte por placer y buscar cierta tranquilidad. Ha sido el año del jetlag, de sobrevolar los Andes, de romper con vínculos tóxicos, seguir yendo a terapia, abrazar mi cuerpo grande y quererme mejor. Porque de eso va, ¿no? De quererse cada año un poquito mejor.
Me fui a París dos semanas, la primera sola, la segunda en la mejor compañía.
Me hice fotos en los baños con mi hermana pequeña. Hablamos muchísimo sobre la vida y le presentamos nuestras quejas y nuestras ofrendas.
Me demostré que Maldivas no tiene por qué ser un destino para enamorados, aunque la amistad es otro tipo de amor.
Hice hogar junto al Mediterráneo, donde recibí malas noticias, brindé por la vida, lloré, me reí, retocé y leí.
Presenté un libro que cerraba un ciclo simbólico. Me atreví a jugar con las apariencias y a reírme con ello. Y lo presentó un tipo maravilloso al que quiero millones.
Vi Santiago de Chile despertar entre montañas y “a Amaral le gusta esto”.
Hice el loco con amigos. Afiancé amistades que quiero que duren para siempre.
Como para siempre quiero que viva el vínculo mágico e increíble que me une a mi sagrada editora y amiga Ana y a mi primo postizo Miguel. Qué suerte tenerles.
También cumplí la promesa de recorrer mundo junto a ellas y, tendremos que demostrarlo en los años venideros, pero tenemos la intención de seguir haciéndolo. Napoles querida…
Y en el momento en el que abracé mi cuerpo y mi vida en soledad, que le di un sentido propio e intransferible a la palabra hogar, que dejé de esperar más, llegó una ola enorme que me elevó sobre mis expectativas, me meció y puso la primera letra para un nuevo idioma compartido. Y me enamoré.
Vaya año. Vaya viaje.
Vamos a por otro. ¿Me acompañáis?
Coquetas, nunca pensé que llegaría este momento… Estoy profundamente agradecida a cada una de vosotr@s por hacer posible este increíble logro. Gracias a vuestro apoyo incondicional, hemos vendido 4.5 millones de libros. Vuestro entusiasmo y cariño son la fuerza que impulsa mi trabajo. ¡Gracias por ser las mejores! 📚✨Tampoco hubiera sido posible sin el equipazo editorial que hay detrás ❤️ #gracias #elisabetbenavent
De toda la parafernalia alrededor de la Navidad, lo que más me gusta es regalar. Pero hasta a mí, que no estoy bien de la cabeza, que pienso qué comprar en el mes de octubre y que a primeros de diciembre ya lo tengo todo en casa conmigo”, en ocasiones me cuesta encontrar el regalo para esa amiga del alma a la que quieres como a una hermana (o un autorregalo perfecto). Por eso, te traigo una recopilación de cosas que me chiflan, por si te sirve de inspiración. Y, que conste en acta: esto no es una colaboración, solo un puñadito de cosas que he probado y que me gustan.
Regalo íntimo:
Descubrí mi nueva marca favorita de ropa interior gracias a @dolcecurvy. @lacorsetera ofrece prendas de alta calidad, con tejidos maravillosos, colores variados y tallas para todos los gustos, garantizando comodidad sin sacrificar el estilo.
Regalo relax:
Recomiendo una experiencia en un Hamman, como el de la calle Atocha en Madrid. Disfruté de piscinas frías y calientes, además de un relajante masaje con aceite de lavanda. La sensación de flotar por la calle después de la visita es inigualable.
Regalo interactivo:
Dedica tiempo a esa persona especial con un día completo de actividades. Desde un desayuno en @PumPumCafe hasta una visita al Museo del traje (@museodeltraje), seguido de una comida en un lugar como @BumpGreen y cine. Termina con vinos en @elamorhermosobar.
Regalo suave:
Si no tienes tiempo, regala un tratamiento de belleza en @dulcerespiroestetica. Desde limpiezas de cutis hasta presoterapia y radiofrecuencia, permitirá a tu amiga relajarse mientras cuidan su piel.
Regalo hecho a mano:
Valorar mucho el tiempo y esfuerzo de artistas, regalando piezas únicas. Recomiendo las creaciones especiales de @moniquilla_oficial, que demuestran dedicación y cariño.
Regalo literario:
Mi recomendación literaria navideña es “El barco de Teseo” de J.J Abrams (@duomoediciones). Aunque su precio pueda parecer elevado (49 euros), la experiencia de tener dos libros en uno lo convierte en un regalo único y excepcional.
Con estas opciones, ¡prepárate para triunfar en tus regalos navideños! #regalos
De toda la parafernalia alrededor de la Navidad, lo que más me gusta es regalar. Pero hasta a mí, que no estoy bien de la cabeza, que pienso qué comprar en el mes de octubre y que a primeros de diciembre ya lo tengo todo en casa conmigo”, en ocasiones me cuesta encontrar el regalo para esa amiga del alma a la que quieres como a una hermana (o un autorregalo perfecto). Por eso, te traigo una recopilación de cosas que me chiflan, por si te sirve de inspiración. Y, que conste en acta: esto no es una colaboración, solo un puñadito de cosas que he probado y que me gustan.
Regalo íntimo:
Descubrí mi nueva marca favorita de ropa interior gracias a @dolcecurvy. @lacorsetera ofrece prendas de alta calidad, con tejidos maravillosos, colores variados y tallas para todos los gustos, garantizando comodidad sin sacrificar el estilo.
Regalo relax:
Recomiendo una experiencia en un Hamman, como el de la calle Atocha en Madrid. Disfruté de piscinas frías y calientes, además de un relajante masaje con aceite de lavanda. La sensación de flotar por la calle después de la visita es inigualable.
Regalo interactivo:
Dedica tiempo a esa persona especial con un día completo de actividades. Desde un desayuno en @PumPumCafe hasta una visita al Museo del traje (@museodeltraje), seguido de una comida en un lugar como @BumpGreen y cine. Termina con vinos en @elamorhermosobar.
Regalo suave:
Si no tienes tiempo, regala un tratamiento de belleza en @dulcerespiroestetica. Desde limpiezas de cutis hasta presoterapia y radiofrecuencia, permitirá a tu amiga relajarse mientras cuidan su piel.
Regalo hecho a mano:
Valorar mucho el tiempo y esfuerzo de artistas, regalando piezas únicas. Recomiendo las creaciones especiales de @moniquilla_oficial, que demuestran dedicación y cariño.
Regalo literario:
Mi recomendación literaria navideña es “El barco de Teseo” de J.J Abrams (@duomoediciones). Aunque su precio pueda parecer elevado (49 euros), la experiencia de tener dos libros en uno lo convierte en un regalo único y excepcional.
Con estas opciones, ¡prepárate para triunfar en tus regalos navideños! #regalos
De toda la parafernalia alrededor de la Navidad, lo que más me gusta es regalar. Pero hasta a mí, que no estoy bien de la cabeza, que pienso qué comprar en el mes de octubre y que a primeros de diciembre ya lo tengo todo en casa conmigo”, en ocasiones me cuesta encontrar el regalo para esa amiga del alma a la que quieres como a una hermana (o un autorregalo perfecto). Por eso, te traigo una recopilación de cosas que me chiflan, por si te sirve de inspiración. Y, que conste en acta: esto no es una colaboración, solo un puñadito de cosas que he probado y que me gustan.
Regalo íntimo:
Descubrí mi nueva marca favorita de ropa interior gracias a @dolcecurvy. @lacorsetera ofrece prendas de alta calidad, con tejidos maravillosos, colores variados y tallas para todos los gustos, garantizando comodidad sin sacrificar el estilo.
Regalo relax:
Recomiendo una experiencia en un Hamman, como el de la calle Atocha en Madrid. Disfruté de piscinas frías y calientes, además de un relajante masaje con aceite de lavanda. La sensación de flotar por la calle después de la visita es inigualable.
Regalo interactivo:
Dedica tiempo a esa persona especial con un día completo de actividades. Desde un desayuno en @PumPumCafe hasta una visita al Museo del traje (@museodeltraje), seguido de una comida en un lugar como @BumpGreen y cine. Termina con vinos en @elamorhermosobar.
Regalo suave:
Si no tienes tiempo, regala un tratamiento de belleza en @dulcerespiroestetica. Desde limpiezas de cutis hasta presoterapia y radiofrecuencia, permitirá a tu amiga relajarse mientras cuidan su piel.
Regalo hecho a mano:
Valorar mucho el tiempo y esfuerzo de artistas, regalando piezas únicas. Recomiendo las creaciones especiales de @moniquilla_oficial, que demuestran dedicación y cariño.
Regalo literario:
Mi recomendación literaria navideña es “El barco de Teseo” de J.J Abrams (@duomoediciones). Aunque su precio pueda parecer elevado (49 euros), la experiencia de tener dos libros en uno lo convierte en un regalo único y excepcional.
Con estas opciones, ¡prepárate para triunfar en tus regalos navideños! #regalos
De toda la parafernalia alrededor de la Navidad, lo que más me gusta es regalar. Pero hasta a mí, que no estoy bien de la cabeza, que pienso qué comprar en el mes de octubre y que a primeros de diciembre ya lo tengo todo en casa conmigo”, en ocasiones me cuesta encontrar el regalo para esa amiga del alma a la que quieres como a una hermana (o un autorregalo perfecto). Por eso, te traigo una recopilación de cosas que me chiflan, por si te sirve de inspiración. Y, que conste en acta: esto no es una colaboración, solo un puñadito de cosas que he probado y que me gustan.
Regalo íntimo:
Descubrí mi nueva marca favorita de ropa interior gracias a @dolcecurvy. @lacorsetera ofrece prendas de alta calidad, con tejidos maravillosos, colores variados y tallas para todos los gustos, garantizando comodidad sin sacrificar el estilo.
Regalo relax:
Recomiendo una experiencia en un Hamman, como el de la calle Atocha en Madrid. Disfruté de piscinas frías y calientes, además de un relajante masaje con aceite de lavanda. La sensación de flotar por la calle después de la visita es inigualable.
Regalo interactivo:
Dedica tiempo a esa persona especial con un día completo de actividades. Desde un desayuno en @PumPumCafe hasta una visita al Museo del traje (@museodeltraje), seguido de una comida en un lugar como @BumpGreen y cine. Termina con vinos en @elamorhermosobar.
Regalo suave:
Si no tienes tiempo, regala un tratamiento de belleza en @dulcerespiroestetica. Desde limpiezas de cutis hasta presoterapia y radiofrecuencia, permitirá a tu amiga relajarse mientras cuidan su piel.
Regalo hecho a mano:
Valorar mucho el tiempo y esfuerzo de artistas, regalando piezas únicas. Recomiendo las creaciones especiales de @moniquilla_oficial, que demuestran dedicación y cariño.
Regalo literario:
Mi recomendación literaria navideña es “El barco de Teseo” de J.J Abrams (@duomoediciones). Aunque su precio pueda parecer elevado (49 euros), la experiencia de tener dos libros en uno lo convierte en un regalo único y excepcional.
Con estas opciones, ¡prepárate para triunfar en tus regalos navideños! #regalos
De toda la parafernalia alrededor de la Navidad, lo que más me gusta es regalar. Pero hasta a mí, que no estoy bien de la cabeza, que pienso qué comprar en el mes de octubre y que a primeros de diciembre ya lo tengo todo en casa conmigo”, en ocasiones me cuesta encontrar el regalo para esa amiga del alma a la que quieres como a una hermana (o un autorregalo perfecto). Por eso, te traigo una recopilación de cosas que me chiflan, por si te sirve de inspiración. Y, que conste en acta: esto no es una colaboración, solo un puñadito de cosas que he probado y que me gustan.
Regalo íntimo:
Descubrí mi nueva marca favorita de ropa interior gracias a @dolcecurvy. @lacorsetera ofrece prendas de alta calidad, con tejidos maravillosos, colores variados y tallas para todos los gustos, garantizando comodidad sin sacrificar el estilo.
Regalo relax:
Recomiendo una experiencia en un Hamman, como el de la calle Atocha en Madrid. Disfruté de piscinas frías y calientes, además de un relajante masaje con aceite de lavanda. La sensación de flotar por la calle después de la visita es inigualable.
Regalo interactivo:
Dedica tiempo a esa persona especial con un día completo de actividades. Desde un desayuno en @PumPumCafe hasta una visita al Museo del traje (@museodeltraje), seguido de una comida en un lugar como @BumpGreen y cine. Termina con vinos en @elamorhermosobar.
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Mi recomendación literaria navideña es “El barco de Teseo” de J.J Abrams (@duomoediciones). Aunque su precio pueda parecer elevado (49 euros), la experiencia de tener dos libros en uno lo convierte en un regalo único y excepcional.
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De toda la parafernalia alrededor de la Navidad, lo que más me gusta es regalar. Pero hasta a mí, que no estoy bien de la cabeza, que pienso qué comprar en el mes de octubre y que a primeros de diciembre ya lo tengo todo en casa conmigo”, en ocasiones me cuesta encontrar el regalo para esa amiga del alma a la que quieres como a una hermana (o un autorregalo perfecto). Por eso, te traigo una recopilación de cosas que me chiflan, por si te sirve de inspiración. Y, que conste en acta: esto no es una colaboración, solo un puñadito de cosas que he probado y que me gustan.
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Mi recomendación literaria navideña es “El barco de Teseo” de J.J Abrams (@duomoediciones). Aunque su precio pueda parecer elevado (49 euros), la experiencia de tener dos libros en uno lo convierte en un regalo único y excepcional.
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