Home Actress Elísabet Benavent HD Instagram Photos and Wallpapers April 2024 Elísabet Benavent Instagram - Terminar un libro es emocionante. Es un dolor de estómago casi constante (y cortante). Es imaginar el desastre mientras te tomas un café, comes compulsivamente dos galletas que no te apetecen, echas de menos fumar después de seis meses, te sientes una impostora que finge que sabe lo que se hace. Es emocionarte cuando una escena POR FIN encaja y deprimirte después bajo la sospecha de que has bajado el estándar de calidad. Terminar una novela es buscarle el alma por todas partes, como un sabueso hambriento y muchas veces no encontrarla. Es mandarle mensajes a tu editora llenos de dudas sobre ti misma, es asumir los cambios que te proponen con alivio, es no encontrar corrector de ojeras capaz de taparlas. Terminar una novela supone descubrir nuevas arrugas en tu frente y bajo tus ojos, darte cuenta de pronto de que no te lavas el pelo desde hace días, beber tanta agua que dormir del tirón sin tener que levantarse al menos tres veces es una entelequia y vestir como si acabases de llegar de comprar droga. Terminar una novela supone la ilusión de lo nuevo, el miedo por el futuro, las dudas sobre cómo enfrentar tu próximo libro. Son horas de sueño perdidas, melatonina, valeriana y a veces algo un poco más fuerte, porque en la cabeza gritan monos que lanzan caca y enseñan los dientes. Terminar una novela es precioso: es demostrarle a tu yo más negativo que sí pudiste hacerlo, que aún tienes cosas que aprender (y eso es tremendamente emocionante), saber que en el año más complicado de tu vida cumpliste plazos, que puedes estar orgullosa de tu compromiso para con tu trabajo… pero también miedo, incertidumbre, suspicacia y duda. Mucha duda. Tengo el trabajo con el que siempre soñé. Esto no es una queja. Esto es la necesidad visceral de no idealizar la realidad, de no añadir algodón de azúcar sobre cosas que no lo necesitan, de compartir con vosotr@s la vulnerabilidad que todos experimentamos (no importa cuál sea nuestro oficio) para que, después de respirar hondo, todos podamos sentir que no estamos solos, que no somos raros y que no debemos escuchar al gurú que grita a los cuatro vientos que su césped es más verde.

Elísabet Benavent Instagram – Terminar un libro es emocionante. Es un dolor de estómago casi constante (y cortante). Es imaginar el desastre mientras te tomas un café, comes compulsivamente dos galletas que no te apetecen, echas de menos fumar después de seis meses, te sientes una impostora que finge que sabe lo que se hace. Es emocionarte cuando una escena POR FIN encaja y deprimirte después bajo la sospecha de que has bajado el estándar de calidad. Terminar una novela es buscarle el alma por todas partes, como un sabueso hambriento y muchas veces no encontrarla. Es mandarle mensajes a tu editora llenos de dudas sobre ti misma, es asumir los cambios que te proponen con alivio, es no encontrar corrector de ojeras capaz de taparlas. Terminar una novela supone descubrir nuevas arrugas en tu frente y bajo tus ojos, darte cuenta de pronto de que no te lavas el pelo desde hace días, beber tanta agua que dormir del tirón sin tener que levantarse al menos tres veces es una entelequia y vestir como si acabases de llegar de comprar droga. Terminar una novela supone la ilusión de lo nuevo, el miedo por el futuro, las dudas sobre cómo enfrentar tu próximo libro. Son horas de sueño perdidas, melatonina, valeriana y a veces algo un poco más fuerte, porque en la cabeza gritan monos que lanzan caca y enseñan los dientes. Terminar una novela es precioso: es demostrarle a tu yo más negativo que sí pudiste hacerlo, que aún tienes cosas que aprender (y eso es tremendamente emocionante), saber que en el año más complicado de tu vida cumpliste plazos, que puedes estar orgullosa de tu compromiso para con tu trabajo… pero también miedo, incertidumbre, suspicacia y duda. Mucha duda. Tengo el trabajo con el que siempre soñé. Esto no es una queja. Esto es la necesidad visceral de no idealizar la realidad, de no añadir algodón de azúcar sobre cosas que no lo necesitan, de compartir con vosotr@s la vulnerabilidad que todos experimentamos (no importa cuál sea nuestro oficio) para que, después de respirar hondo, todos podamos sentir que no estamos solos, que no somos raros y que no debemos escuchar al gurú que grita a los cuatro vientos que su césped es más verde.

Elísabet Benavent Instagram - Terminar un libro es emocionante. Es un dolor de estómago casi constante (y cortante). Es imaginar el desastre mientras te tomas un café, comes compulsivamente dos galletas que no te apetecen, echas de menos fumar después de seis meses, te sientes una impostora que finge que sabe lo que se hace. Es emocionarte cuando una escena POR FIN encaja y deprimirte después bajo la sospecha de que has bajado el estándar de calidad. Terminar una novela es buscarle el alma por todas partes, como un sabueso hambriento y muchas veces no encontrarla. Es mandarle mensajes a tu editora llenos de dudas sobre ti misma, es asumir los cambios que te proponen con alivio, es no encontrar corrector de ojeras capaz de taparlas. Terminar una novela supone descubrir nuevas arrugas en tu frente y bajo tus ojos, darte cuenta de pronto de que no te lavas el pelo desde hace días, beber tanta agua que dormir del tirón sin tener que levantarse al menos tres veces es una entelequia y vestir como si acabases de llegar de comprar droga. Terminar una novela supone la ilusión de lo nuevo, el miedo por el futuro, las dudas sobre cómo enfrentar tu próximo libro. Son horas de sueño perdidas, melatonina, valeriana y a veces algo un poco más fuerte, porque en la cabeza gritan monos que lanzan caca y enseñan los dientes. Terminar una novela es precioso: es demostrarle a tu yo más negativo que sí pudiste hacerlo, que aún tienes cosas que aprender (y eso es tremendamente emocionante), saber que en el año más complicado de tu vida cumpliste plazos, que puedes estar orgullosa de tu compromiso para con tu trabajo… pero también miedo, incertidumbre, suspicacia y duda. Mucha duda. Tengo el trabajo con el que siempre soñé. Esto no es una queja. Esto es la necesidad visceral de no idealizar la realidad, de no añadir algodón de azúcar sobre cosas que no lo necesitan, de compartir con vosotr@s la vulnerabilidad que todos experimentamos (no importa cuál sea nuestro oficio) para que, después de respirar hondo, todos podamos sentir que no estamos solos, que no somos raros y que no debemos escuchar al gurú que grita a los cuatro vientos que su césped es más verde.

Elísabet Benavent Instagram – Terminar un libro es emocionante. Es un dolor de estómago casi constante (y cortante). Es imaginar el desastre mientras te tomas un café, comes compulsivamente dos galletas que no te apetecen, echas de menos fumar después de seis meses, te sientes una impostora que finge que sabe lo que se hace.
Es emocionarte cuando una escena POR FIN encaja y deprimirte después bajo la sospecha de que has bajado el estándar de calidad.
Terminar una novela es buscarle el alma por todas partes, como un sabueso hambriento y muchas veces no encontrarla. Es mandarle mensajes a tu editora llenos de dudas sobre ti misma, es asumir los cambios que te proponen con alivio, es no encontrar corrector de ojeras capaz de taparlas.
Terminar una novela supone descubrir nuevas arrugas en tu frente y bajo tus ojos, darte cuenta de pronto de que no te lavas el pelo desde hace días, beber tanta agua que dormir del tirón sin tener que levantarse al menos tres veces es una entelequia y vestir como si acabases de llegar de comprar droga.
Terminar una novela supone la ilusión de lo nuevo, el miedo por el futuro, las dudas sobre cómo enfrentar tu próximo libro. Son horas de sueño perdidas, melatonina, valeriana y a veces algo un poco más fuerte, porque en la cabeza gritan monos que lanzan caca y enseñan los dientes.
Terminar una novela es precioso: es demostrarle a tu yo más negativo que sí pudiste hacerlo, que aún tienes cosas que aprender (y eso es tremendamente emocionante), saber que en el año más complicado de tu vida cumpliste plazos, que puedes estar orgullosa de tu compromiso para con tu trabajo… pero también miedo, incertidumbre, suspicacia y duda. Mucha duda.
Tengo el trabajo con el que siempre soñé. Esto no es una queja. Esto es la necesidad visceral de no idealizar la realidad, de no añadir algodón de azúcar sobre cosas que no lo necesitan, de compartir con vosotr@s la vulnerabilidad que todos experimentamos (no importa cuál sea nuestro oficio) para que, después de respirar hondo, todos podamos sentir que no estamos solos, que no somos raros y que no debemos escuchar al gurú que grita a los cuatro vientos que su césped es más verde. | Posted on 06/Mar/2024 16:41:34

Elísabet Benavent Instagram – De todas las hazañas que el amor es capaz de llevar a cabo, la de manipular el tiempo siempre me ha parecido la más compleja. 
Que sí, que si está lejos todo sucede despacio, que si está cerca todo se atropella, eso lo sabemos todos. Pero a mí me da por pensar que el objeto del amor no se ve afectado; es el amante quien mira preocupado el reloj.
¿Cómo encajar el resto de una vida en esa rotura del espacio tiempo? ¿Cómo hacer posible amar, ser amado y mantener los pies sobre el minutero lógico que mide la realidad?
El amor es un aprendiz de hechicero, que nos roba, turba, hace sentir minúsculos. Nos hace recorrer a gatas la gruta oscura de nuestras propias pequeñeces, nuestras propias inseguridades, nuestros propios miedos.
El amor es la calidez del sol de invierno, el tacto de una alfombra bajo los pies desnudos, una empinada escalera de caracol que resbala, un hogar construido con velas y cuadros de colores. El amor es un salto al vacío sin paracaídas ni cuerda ni red de seguridad. El amor es participar en una tómbola en la que no sabes si vas a ganar o el precio eres tú.

Pd: enamorada de los cuadros de @iluros que cuelgan en mi comedor, del caos de la estantería del salón (que pronto sustituiré por algo acorde al peso que debe sostener), de mis gatos buscando pajaritos y un rayo de sol, de la honestidad con la que los animales buscan las caricias, de encontrarme de nuevo en el reflejo de un espejo donde brillan unas llamas.
Elísabet Benavent Instagram – Llevo toda la semana pensando en la exigencia, concretamente en la que ejercemos hacia nosotras mismas.
Nunca tengo suficiente. De mí. Siempre quiero más. Siempre hay un motivo por el que decirme que no soy suficiente. Da igual cuánto me esfuerce.
Miras instagram, a tu amiga, a esa chica del gimnasio y siempre sales perdiendo. Esta tiranía de la perfección, del verde césped del vecino, del espejo de aumento, de “mens sana in corpore sano”… un día podrá conmigo. 
Soy de esas que no saben pedir ayuda, de las de “deja, que puedo sola”… de las que tiran de las costuras hasta que solo un hilo mantiene la formalidad.
Un día me romperé y espero que, al hacerlo, de mi interior broten alas que me liberen de mí. De mi juicio, de mi exigencia, de mi control, de mi sobreprotección. Salvarme a mí de mí y después volar.

Este año he terminado una novela con el codo roto, he dejado de fumar, he empezado a hacer deporte, a comer más natural, a dormir mejor y a madrugar, a darme el capricho de una copita de vino solo dos veces por semana, a volver a casa más pronto. Llevo 24 libros leídos desde que empezó el año, tengo en marcha todos los cambios que quería hacer en la casa, estoy planeando viajes, corrigiendo el borrador, voy a visitar a mis padres… 
… y me sigue preocupando que quizá cogí unos kilos.
¿Existe algún momento en el que el mundo deje de decirnos que debemos mejorar? 
Ya me he cansado de estar estropeada, de ser ciudadana de segunda porque a veces los vaqueros de Zara no me suben de los muslos, de escuchar “qué mona en esta foto, estabas más delgada”, “has cogido peso”, “te veo bien, ¿has adelgazado?”, “¿estás haciendo alguna dieta a parte del ejercicio?”, “guapa de cara”, “lo que tienes que hacer es…”
Yo ya me he cansado y, ¿sabes? Ahora solo quiero ser.

Fotos random de la semana. 
1. Mis zapatitos en “Toma Café”.
2. Perseo tranquilo; se ve pocas veces esto.
3. Dame una ostra y dime tonta.
4. Con mis editores de España y México. ❤️
5. Jose siendo Jose
6. Noches de cine.
7. Cosa extraña que refleja muy bien cómo me siento.
8. A veces hasta me peino.

Check out the latest gallery of Elísabet Benavent