A Fortune su mamá le abandonó en un agujero nada más nacer. Su madre, que se había quedado embarazada de otro hombre que no era su marido y que a saber por qué, sintió tanta culpa que rechazó completamente la nueva vida que estaba gestando. Un hombre que paseaba por el campo, escuchó el llanto de la bebé y siguió el sonido hasta que encontró un cuerpecito diminuto envuelto en un trapo sucio. El hombre siguió después el camino de sangre que la madre había dejado y llegó hasta la casa donde no había nada ni nadie excepto una placenta. Después de varios meses en una incubadora, la abuela aceptó hacerse cargo de ella. Hace un año, la abuela, muy mayor, cayó enferma y cada día le resultaba más difícil poder alimentarla. Hoy, jugamos y pintamos en la que ya es su casa. Ese lugar cargado de amor y respeto que, gracias a la gente que confía en María y en mí, hemos podido construir en la escuela. A Fortune cada día le recordamos lo importante que es para el mundo. Y, aunque haya heridas difíciles de cerrar, hacemos que duelan lo menos posible. Si todavía no formas parte de nuestra familia, te animo a que lo hagas www.somosidealibre.org
Quedé con Carlos, un fotógrafo maravilloso, y con Almudena, que me maquilló y me peino colocando hasta el último pelo del flequillo. Elegimos la ropa y con una canción de fondo que decía “y se viene la locura, de saber que nadie más, estará nunca a la altura, de los besos que me das” recordaba a mi persona favorita mientras, Carlos hacía las fotos, Almudena ayudaba en todo y yo miraba a la cámara. Me gusta el resultado, por eso no he esperado a que Carlos las retoque para subirlas. Pero ninguna foto es casualidad, todas tienen trabajo detrás. No me gusta cuando nos quedamos solo con la apariencia de las cosas. No me gusta cuando en Instagram se muestra solo lo “bonito” y no se habla de la realidad. Creo que eso hace daño, y no quiero participar. Gracias por vuestro gran trabajo Carlos y Almudena. @almudenagarbel @carlosvillarejo
Quedé con Carlos, un fotógrafo maravilloso, y con Almudena, que me maquilló y me peino colocando hasta el último pelo del flequillo. Elegimos la ropa y con una canción de fondo que decía “y se viene la locura, de saber que nadie más, estará nunca a la altura, de los besos que me das” recordaba a mi persona favorita mientras, Carlos hacía las fotos, Almudena ayudaba en todo y yo miraba a la cámara. Me gusta el resultado, por eso no he esperado a que Carlos las retoque para subirlas. Pero ninguna foto es casualidad, todas tienen trabajo detrás. No me gusta cuando nos quedamos solo con la apariencia de las cosas. No me gusta cuando en Instagram se muestra solo lo “bonito” y no se habla de la realidad. Creo que eso hace daño, y no quiero participar. Gracias por vuestro gran trabajo Carlos y Almudena. @almudenagarbel @carlosvillarejo
Quedé con Carlos, un fotógrafo maravilloso, y con Almudena, que me maquilló y me peino colocando hasta el último pelo del flequillo. Elegimos la ropa y con una canción de fondo que decía “y se viene la locura, de saber que nadie más, estará nunca a la altura, de los besos que me das” recordaba a mi persona favorita mientras, Carlos hacía las fotos, Almudena ayudaba en todo y yo miraba a la cámara. Me gusta el resultado, por eso no he esperado a que Carlos las retoque para subirlas. Pero ninguna foto es casualidad, todas tienen trabajo detrás. No me gusta cuando nos quedamos solo con la apariencia de las cosas. No me gusta cuando en Instagram se muestra solo lo “bonito” y no se habla de la realidad. Creo que eso hace daño, y no quiero participar. Gracias por vuestro gran trabajo Carlos y Almudena. @almudenagarbel @carlosvillarejo
Quedé con Carlos, un fotógrafo maravilloso, y con Almudena, que me maquilló y me peino colocando hasta el último pelo del flequillo. Elegimos la ropa y con una canción de fondo que decía “y se viene la locura, de saber que nadie más, estará nunca a la altura, de los besos que me das” recordaba a mi persona favorita mientras, Carlos hacía las fotos, Almudena ayudaba en todo y yo miraba a la cámara. Me gusta el resultado, por eso no he esperado a que Carlos las retoque para subirlas. Pero ninguna foto es casualidad, todas tienen trabajo detrás. No me gusta cuando nos quedamos solo con la apariencia de las cosas. No me gusta cuando en Instagram se muestra solo lo “bonito” y no se habla de la realidad. Creo que eso hace daño, y no quiero participar. Gracias por vuestro gran trabajo Carlos y Almudena. @almudenagarbel @carlosvillarejo
La primera niña a la que cogí en brazos cuando llegué a Chumvi fue a Lilian. No tenía ni idea de todo lo que iba a pasar después de aquel día… de las historias que iba a vivir, de la cantidad de veces que me iba a tener que enfrentar a los miedos para llegar a aquello que un día soñé… Decidí escribirlo y compartirlo contigo porque, al final, independientemente de quienes seamos, de cómo seamos y de lo que hagamos, todos tenemos un sueño que merece ser vivido. Quizás este libro, pueda ser un impulso para ir a por ello. https://somosidealibre.org/libro-vivir-con-miedo-o-sin-el
La culpa. Eran las 6 de la tarde. Volvía de estar con mis niños en las casitas que hemos construido para ellos. Me habían estado enseñando sus camas, sus pijamas, sus toallas…cosas que para muchos es algo normal y que para otros es algo que enseñan como lo mejor que les ha pasado. Volvía al lugar donde duermo cuando estoy en Kenia, y mientras veía caer el sol, pensaba en mi hijo, del que estaba a 8.000km de distancia. Rebeca me hacía la foto, sin saber que mientras miraba por aquella ventana, trataba de abrazar la culpa que parecía que me asfixiaba. Me alejaba de mi hijo, para cuidar a los hijos de otros… Qué simple y qué confuso a la vez. Aquella culpa iba acompañada de rabia, mucha rabia…por qué la mayoría del mundo se olvidaba de lo importante? Por qué aquellos seres pequeñitos no tenían ni una milésima parte de lo que un niño necesita? A esa culpa por estar alejada de mi niño de 8 meses decidí darle sentido. Cada segundo alejada de él daría lo mejor de mí a todos esos a los que un día, antes de ser madre, les prometí que les cuidaría como a mis hijos. Los sueños también tienen sus retos, nadie dijo que fuera fácil.
Acostumbrarse… Cuando me vine a vivir cerquita del mar, me prometí que me pararía cada día a mirarle. Hoy, cuando me he querido dar cuenta, estaba quieta frente a él y no he conseguido recordar cuando fue la última vez que le observaba durante más de un minuto. Y si solo fuera el mar… Pero entonces me he preguntado: cuantas veces damos por hecho que algo o alguien siempre estará ahí? Acostumbrarse es quitar la magia que guarda cada instante. Es perderse la oportunidad de sorprenderse de nuevo, porque sí, todo nos puede volver a sorprender una y otra vez. Porque nada es para siempre y eso es lo que hace que cada cosa, cada momento, cada persona sean únicos, aquí y ahora.
Cuando no solo es el hambre… Cuando lo que piden es alguien que les cuide… Frank tiene tuberculosis. Tose con sangre y tiene fiebres muy altas. Para no morir tiene que tomar unas pastillas que son tan fuertes que las tiene que tomar a las 9 de la noche, justo antes de dormir porque le dejan atontado. A Frank sus padres le abandonaron, vive con su tia, y no se encarga de él. No tiene a nadie que pueda recordarle que tiene que tomarlas, y si no lo hace, será un desastre. Para que Frank pueda curarse, para que pueda seguir viviendo y pronto volver a correr como el niño que es, tiene que acercarse cada noche a la puerta del cole para que Mickelina, la que cuida de los que viven ahí, se las pueda dar. En la oscuridad de la noche, con la fiebre que le hace temblar, con la angustia de estar malito, muy malito, y de no contagiar a nadie, se acerca al único punto de luz que hay en su vida. Y allí, Mickelina le espera, con una sonrisa, con la pastilla, y con una frase cargada de amor: te vas a poner bien, aquí te esperamos. Qué vertigo me da a veces la que hemos liado, y qué afortunada me siento de que haya personas que confíen en nosotras y que se hagan también responsables del mundo en el que viven, sabiendo que con un poco de lo que ellos dan, Frank va a seguir viviendo. Gracias.
Cuando no solo es el hambre… Cuando lo que piden es alguien que les cuide… Frank tiene tuberculosis. Tose con sangre y tiene fiebres muy altas. Para no morir tiene que tomar unas pastillas que son tan fuertes que las tiene que tomar a las 9 de la noche, justo antes de dormir porque le dejan atontado. A Frank sus padres le abandonaron, vive con su tia, y no se encarga de él. No tiene a nadie que pueda recordarle que tiene que tomarlas, y si no lo hace, será un desastre. Para que Frank pueda curarse, para que pueda seguir viviendo y pronto volver a correr como el niño que es, tiene que acercarse cada noche a la puerta del cole para que Mickelina, la que cuida de los que viven ahí, se las pueda dar. En la oscuridad de la noche, con la fiebre que le hace temblar, con la angustia de estar malito, muy malito, y de no contagiar a nadie, se acerca al único punto de luz que hay en su vida. Y allí, Mickelina le espera, con una sonrisa, con la pastilla, y con una frase cargada de amor: te vas a poner bien, aquí te esperamos. Qué vertigo me da a veces la que hemos liado, y qué afortunada me siento de que haya personas que confíen en nosotras y que se hagan también responsables del mundo en el que viven, sabiendo que con un poco de lo que ellos dan, Frank va a seguir viviendo. Gracias.
Ann nunca ha tenido un árbol de navidad. Tampoco ha probado el roscón. Nadie le ha hablado de que hay tres magos que dejan regalos, ni ha visto luces de colores por las calles. No sabe que existen niños a los que se les llega a regalar tanto que pierden hasta la cuenta de lo que tienen… Ni si quiera sabe que existe la posibilidad de escribir una carta pidiendo lo que quieres. Bueno, eso ya sí lo sabe. Hace un año su mamá murió de cancer, y nadie podía hacerse cargo de ella. Por eso vive en la casita que construimos para ella y otros 26 niños y niñas más. Ann se ha pedido por Navidad ver a su abuela. Ayer, 25 de diciembre, fue la comida más especial del año. Cada niño y niña recibió una visita de la persona que más quiere y juntos celebraron la vida. Y aunque también les regalamos sus primeras zapatillas de deporte, nada que se pueda envolver igualaría la emoción de abrir la puerta y decir: mira, por fin tengo un hogar, y te invito a pasar el día en él, conmigo. @somosidealibre
Una diminuta parte de la maternidad.
Una de las cosas que más me gusta es tener conversaciones interesantes. Hoy en la comida hablábamos de DESCUBRIR. La vida es un constante descubrir… Qué poco sabemos… Y cuando miramos la vida desde ahí, desde el no saber, es cuando más descubrimos…
Hace ocho años dábamos clase debajo de los árboles y nada de esto existía. Gracias a todas las personas que confiáis en nosotras y lo hacéis posible. Si todavía no formas parte de nuestra familia te animo a que lo hagas: www.somosidealibre.org @somosidealibre
A Ekai le abandonó su mamá sin ninguna explicación. Y, a pesar de que le recordemos a diario lo importante que es para el mundo, sé que a menudo se le olvida y se cree que no es suficiente, porque si fuese suficiente, su mamá no se habría ido… Esto se lo escribí a él, para que, cuando sea mayor, se acuerde de esa parte tan maravillosa e intocable que lleva con él. Esa parte que, de una u otra forma, todos llevamos y que, cuando volvemos a ella, desparecen todos los juicios y exigencias para dejar paso a nuestro ser más auténtico. Si viviesemos desde ahí, este mundo sería otro… Vivir, con miedo o sin él. Ya está a la venta. Somosidealibre.org
💫 A lo mejor es que lo natural es no hacer siempre lo mismo. Escucharse a sí misma para salir adelante, nuevo episodio con @blazquezsandra y @juanjorengel en La Ley del Ojalá en 👉🏻 BIO. #Escúchaloenpodimo
Este señor es de las personas que más me inspiran. Gracias por aparecer en mi camino hace varios años y sin nada a cambio ayudarme a ser mejor. Gracias amigo. @tinofernandezindeser
Esta es la pregunta que me he hecho hoy… ¿qué es lo más valiente que has hecho en tu vida?